Obviamente las bodegas no son como las de España, ni los campos de viñas son de la misma extensión, pero también tiene su encanto. Después de ir al centro de pueblo e informarnos en el Wine Center, nos dirigimos a visitar alguna de las múltiples bodegas de la zona, todas están abiertas a los turistas y son realmente baratas.
Como nota curiosa os diré que aquí las bodegas no son muy antiguas, ya que la tradición del vino llegó aquí sobre los 80, no tienen denominaciones de origen como en España, con lo que a los vinos le ponen el nombre de la variedad de la uva.
Lo mejor de Martinborough y en los coincidimos los dos, fue en el cielo nocturno, como ya sabéis tuve la mala experiencia del Mauna Kea, pero esta noche en medio de los viñedos, vimos el cielo más estrellado de toda nuestra vida, simplemente espectacular! No hay fotos, porque para poder fotografiar algo así se necesita una cámara que no tenía a mi disposición.
Pero tuvimos la gran suerte de que primero era una noche despejada, segundo que estábamos a la afueras del pueblo con escasa iluminación y por último que no había Luna, por lo que el resultado no podía ser más óptimo.
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